lunes, 17 de enero de 2011

En tierra adentro (?) queda muy lejos aquel entonces en que la culpa de todos los desmanes y robos era invariablemente de los gitanos.  Y de los 'hongaros'. A éstos  sucedió otra singular casta de culpables: Los estudiantes, así de golpe y al rebullón. Finalmente, las veleidades migratorias nos han surtido de nuevo elemento expiatorio. Siempre tendremos a mano unos cuantos, del Este, del Norte arriba, del Sur abajo,  a quienes cargar el mochuelo de los robos y latrocinios.  Incluso  por qué no del origen de la crisis. En ello pretende  justificarse  la derecha, buena parte de ella, cuando menos, para no ocultar el rechazo  visceral hacia los emigrantes, sirvan o no sirvan a su interés.  '¡Fuera emigrantes'! No obstante, a estas alturas  caminamos  por el tramo casi final de legislatura y comienzan a saltar a la palestra los vergonzosos movimientos  oscuros de captar en  tropel empadronamientos fantasma que a buen seguro conformarán una  suculenta cantera de votantes.  No es gratuito sospechar que en el tejemaneje anda involucrada la derecha, de momento  innominada,  por respeto. Y que la moral que los moviliza responde a la clásica argucia  de  'Amor con amor se paga'. El corolario fácil de entrever... Qué bien  viene la emigración aunque les moleste más que un zapato estrecho en el pie.
Esto es tener muy poca o nada de vergüenza.

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