LA DEUTSCH, SIN IR MÁS LEJOS

El caramelo parece  tentador. Como lo son las fresas.
Pero la tentación no va de la mano de Marlene  dulce, ¡ay, Lili!, sino de la de Ángela Merkel , dejando caer la oferta en forma de arbeit a profesionales cualificados.
Tal como está el horizonte laboral por estos barrios europeos (los nuestros, se entiende)  no ha de extrañar que muchos de entre los ingenieros, técnicos , telecos,  estudiantes a punto de terminar las carreras,  o en pleno Erasmus, sientan como una llamarada de optimismo que despeje la  negrura de su trabajo, más bien no trabajo a corto, medio o largo plazo. Claro que puesta la ley, puesta la trampa. Es decir, bien tendrán que sentarse con calma y trazarse un par de ejes centrales sobre el papel , antes de decidirse a hacer las maletas en busca de la felicidad .
De  un lado, el esfuerzo económico exigido, pagado en euros de curso legal, en concepto de 400  horas como poco para asegurarse  un nivel pasable en la lengua de Nietzsche.
Suponiendo superado el listón de idioma,  bien añadirán los candidatos las dificultades familiares  y de convivencia,  sin  contar otras.
De otro,  la inversión personal  que ha superado  cada uno durante el tiempo, largo tiempo de años,  con cargo al Estado, en este caso España.
¿Resultará lo comido por lo servido? Eso habrá de verse.
¿Se reducirá todo el éxodo, hipotético aún, a una simple fuga de cerebros, y de capital?
También eso habrá de verse. Pero sobre todo sopesar con rigor. No fuera tirar la harina y recoger el salvado.
Calculadora en mano, vayan sumando.  Que las cuentas igual no salen.
Hasta la señora Merkel debe albergar sus dudas al respecto.
Mientras, aquí nos perdemos envueltos con la Marlene , tan dulce. ¡Ay, Lili...!