lunes, 28 de febrero de 2011

NO PUEDO EVITAR...



Viendo el panorama de desolación generalizada,  no importa el canal mediático elegido, y el rumbo que están   tomando los acontecimientos y los personajes que los protagonizan, lo más aconsejable es darse un respiro con lo de casa. No es poca cosa.
Y no. No puedo reprimir la tentación de ver qué me dicen las encuestas. Lo que me dicen es como para temblar, si es irreversible como parece la barrida de la oposición, ¡la mía!, en las próximas andaluzas.
Para temblar también que el señor Arenas, en la comunidad vecina (Aquí todos somos vecinos, faltaría más) se frote las manos divirtiéndose con su victoria a costa del eterno rifirrafe en que se sumen los inconscientes
sociatas, de la Andalucía gitana y mora, embrujada y encalada, rumbera y cañí. Y los menos folclóricos de la tierra adentro.
No puedo evitar un morboso estremecimiento pensando que por tan poca cosa dejemos pasar el carro y se quede pendiente la labor social que tanto esfuerzo costó. Sin evitarlo, paso revista por el panorama y solo acierto a barajar las incógnitas, tan aburridas  como manidas: Que si Rubalcaba sí, que si Carme también. Que si Bono versus Zp, que si todos contra todos. Más morbo al asunto. Soluciones? Ninguna.
No dejo de pensar en la Nueva Rumasa y el cúmulo de despropósitos financieros de los que serán paganos, por menos listos que ellos, cantidad de empresas con sus trabajadores, mientras el clan, una vez  más, se despachará a gusto burlando cualquier acción judicial, y siguiendo en el escalón de los elegidos.
Puedo evitar una sonrisa sarcástica por admitir  la galopante y creciente riqueza de los ricos, cada vez más ricos. Y la fulminante y creciente miseria de los pobres, cada vez, también, más y más empobrecidos.
No he podido evitar una mirada de asombro ante el desmesurado cartel en la mezquita [sí, mezquita] de mi pueblo con el anuncio enorme de VIVA ESPAÑA.
No, los moricos, tan fieles y cumplidores,  han seguido ajenos con sus abluciones y sus rezos. Sin poder evitarlo, miraban seguros hacia La Meca..
No puedo ya evitar el consabido escalofrío que afecta a mis maltrechos cerebro y corazón, tanto pensar y sentir.
Solo me salva sin evitarlo el recuerdo de esta entrañable melodía para ponerme a bien con mi Coro y mi adorable Elvis.

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