miércoles, 16 de febrero de 2011

UNA PAUSA. VOLVEMOS EN ...

 

¿Habéis pensado en alguna ocasión qué sería  de un país si en lugar de Presidente tuviera Director?
¿Si en lugar de 'programa programa' político  solo se permitiera un programa de mano para la repesentación?
¿Y si todo el espejismo de la masa  desenfadada de votantes cediera el cómodo asiento a una minoría silenciosa de intérpretes instrumentales?
No es esto todo:
¿Con qué  caras  nos sorprendería una   ¡ 'marchando una de Schubert'!  cruzada en el camino con  un 'hoy, mítin, en la plaza, a las tantas'!?
¿Qué pasaría si en lugar de pájaros sobrevolando espacios solo golpeara nuestros ojos y oídos cientos de notas perdidas a todo color entre los dedos de un concertista?
¿Y si de pronto cuatro años de gobierno, ¡cuatro!  se liquidaran en  'una pausa, volvemos en un minuto...!?
Podéis hacer todas las reducciones al absurdo posibles. E imaginar. Dejar volar vuestras apuestas.
Con ninguna eludiréis la realidad que nos encadena sin posibilidad de salir mejor parados en esta gran sala de conciertos a nuestros pies.
Podéis tener en cuenta a los aspirantes a plaza definitiva , en calidad de dirigente. No olvidéis que su nombramiento dependerá de que el tribunal en su calificación lo suba al podio de los intocables. Allí morará con los dioses una larga temporada.
Una vez tan alto, solo le restará marcar preciso el compás  y señalar el ictus de entrada. Y contar los tiempos: Un, dos, derecha, centro, izquierda...
No se permite aplausos.
¿Qué pasará cuando volviendo los materiales a su origen desaparezcan  director, compositor y orquesta porque les van urgiendo aprisa y llegan las elecciones?
Yo estoy cerca de imaginarlo. Pero sin desvelarlo, me quedo con Mascagni, que no tiene publicidad y además  es gratis.

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